A todos nos preocupa el dinero, pero es un recurso que debemos gastar en las experiencias que nos generen un mayor bienestar.
Todos soñamos con vivir con tranquilidad haciendo un uso responsable de los recursos disponibles; queremos cumplir con nuestras metas personales, tanto de corto plazo, presentes o futuras. Sin embargo, el dinero nos atora.
Los estudios de psicología han demostrado que gastar nuestros recursos en experiencias, como viajes, ocio o comidas con amigos, nos genera un mayor bienestar que comprar «cosas», como un reloj muy especial o una casa más grande.
El dinero y el bienestar
Así las cosas, la ciencia nos deja una receta que parece algo sencillo de lograr si estamos comprometidos con nuestra felicidad, pero resulta que muchos de nosotros enfrentamos dificultades cada mes para cerrar en equilibrio nuestras finanzas personales o familiares.
Las propuestas de solución más comunes se enfocan en comprender los temas presupuestales: cuánto gasto, cuánto ingreso; cuánto voy a disponer para un futuro inmediato o para un ahorro a un mayor plazo, o cómo y dónde invierto mi fondo para el retiro o de imprevistos que mantenga a salvo a mi o a mi familia.
También pueden recomendarte ejercicios, como disponer de 10 pesos en un frasco cada cierto tiempo, algo sencillo que todos podemos entender, pero ¿por qué no los hacemos?
El INEGI nos da una respuesta: sólo menos del 4% de los mexicanos gana más de 15,000 pesos al mes. ¿Cómo podemos tener bienestar financiero con estos ingresos?
Lo que es peor, los seres humanos cada vez necesitamos más satisfactores para sentirnos bien, lo hemos convertido en un cuento de nunca acabar pues no hay recursos que resulten suficientes.
Así que todas las ideas lógicas y comprensibles de un expertos en finanzas personales resultan realmente difícil de implementar, nos dejan completamente insatisfechos.
¿Cómo podemos llegar a sentir tranquilidad o incluso satisfacción con la vida en relación con nuestro dinero?
La habilidad de adaptarnos a lo que nos gusta
Usemos un poco de psicología.
Uno de los conceptos que más me gusta explorar es el de adaptación hedónica, es decir, esa habilidad de adaptarnos a lo que nos gusta.
Mi propuesta para hacer más fácil esta tarea, desde el enfoque de bienestar integral que te propongo, es la siguiente:
Reduce tus gastos fijos mensuales lo más posible (renta, alimentos básicos, vestido, educación). Esta acción, aunque siempre complicada y a veces dolorosa, te reduce las emociones negativas porque ya tienes resuelto lo básico, ya no tienes de qué preocuparte.
El siguiente paso es disminuir la compra de esas cosas que priman tus deseos y opta por destinar ese recurso en experiencias más excitantes y menos costosas.
En cuanto a los gastos superficiales, aprovecha al máximo su efectividad emocional. Por ejemplo, en lugar de un boleto sencillo, compra el pase anual; en lugar de una comida mensual con los amigos, tomen una clase juntos de alguna actividad que compartan.
Sé estratégico con tus gastos variables de tal modo que cuando tengas una necesidad puedas pagarlos con efectivo, en lugar de usar la tarjeta de crédito.
Una cosa que no tiene vuelta de hoja es la disciplina. Debes tener claro en qué estás gastando, acatar tu presupuesto y reservar el ahorro tal y como lo planeaste.
¿Estás listo?, piensa ahora dónde y cómo puedes elevar tu nivel de bienestar financiero: ¿un paseo, un viaje, por modesto que sea? Usa tu dinero para generar bienestar viviendo intensamente, pues para eso es.
Contacto:
Rosalinda Ballesteros, directora del Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad de Universidad Tecmilenio.*
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Artículo publicado en Business Insider.