El Gran Reto: Equipos con Competencias Digitales y Esenciales en una Cultura de Bienestar durante una Época de Cambios Hiperacelerados

Cuando hablamos del futuro del trabajo, regularmente enfocamos las preguntas en los “cuáles”: cuáles serán esos roles, escenarios, habilidades, entre otros; y no necesariamente en los “cómo”. Creo que es fundamental empezar a hablar de cómo las personas y organizaciones podemos enfrentar este Gran Nuevo Reto.

Tenemos que hablar de dinámicas y modelos de formación cada vez más flexibles, personalizados, cortos y pertinentes, pero también más constantes. Estos modelos impactarán significativamente tanto en la supervivencia de las organizaciones, como en la empleabilidad de millones de personas en una época de cambios acelerados. Además, surge y crece una variable que garantizará dicha supervivencia para todo el ecosistema: “el bienestar y propósito de las personas y organizaciones”. Hoy más que nunca, enfrentamos el peligro de la “in-empleabilidad”, que puede dejar a infinidad de personas fuera de cualquier oportunidad de mercado.

Estoy convencido de que el futuro del trabajo será, en muchas formas, inimaginablemente digital, pero también más humano que nunca. No habrá máquina ni tecnología que pueda desplazar el papel de las personas dentro de las organizaciones y sociedades.

Este futuro cercano, donde las empresas sean más productivas e innovadoras, mientras las personas se sientan más plenas y comprometidas, debe enfrentar un reto significativo: capacitar y dar las herramientas para que los equipos adquieran competencias digitales, tecnológicas y esenciales, que tanto personas como el mercado demandan, a una velocidad sin precedentes. Al mismo tiempo, es crucial desarrollar una cultura de bienestar integral que finalmente ponga al colaborador al centro. Sigo creyendo que es insostenible tener clientes satisfechos, sin que primero lo sean los colaboradores. En este caso, el orden de los factores afecta significativamente los resultados.

La urgencia en atender ambos rubros no está en duda.

En la superación de este reto doble, la educación juega un papel fundamental. Debe acompañar a estudiantes y colaboradores en el desarrollo de competencias digitales y esenciales y, al mismo tiempo, apoyar a las empresas y a sus líderes en la capacitación y desarrollo de culturas laborales donde el bienestar de las personas sea el centro.

Competencias digitales

El desarrollo de habilidades digitales y tecnológicas marcará la diferencia entre tener empleo o no, entre seguir siendo relevante para el mercado laboral o no. 

“Si las personas siguen siendo dinosaurios en el mercado laboral, se extinguirán como las criaturas prehistóricas”, alertan los autores del estudio The future of jobs in 2024 and Beyond, de Nexford University. Según este reporte, el 44% de las habilidades de los trabajadores se verán afectadas en los próximos cinco años, por lo que seis de cada 10 empleados necesitarán capacitación relevante y urgente antes de 2027.

El futuro, además de retador, es incierto. La realidad sigue cambiando a gran velocidad y no estamos logrando adaptarnos al mismo ritmo. 

Según el reporte DeltaGen Insights: El futuro del trabajo para la generación Z, de Deloitte (2021), menos del 1% de los inversionistas y miembros de la junta directiva cuentan con experiencia en IA. Además, el 70% de los gerentes cree que la falta de habilidades en IA limita la capacidad de sus organizaciones para implementarla, y el 63% de los ejecutivos afirman que la resistencia de los empleados al cambio es una barrera importante para su adopción. 

Pero no se trata solo de IA, sino de rezagos digitales generalizados. Los cinco principales sectores de la economía latinoamericana que presentan rezagos en la transformación digital según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) son: agropecuario; minero-energético; industria manufacturera; servicios tradicionales; y actividades como el comercio, los servicios financieros y el transporte de pasajeros, 

Mientras la adopción tecnológica enfrenta sus retos, en el futuro cercano también se transforman velozmente los espacios y formas de trabajo. Desde el empleo remoto e híbrido hasta los nómadas digitales, se ha mostrado que la competencia por el talento no es local, sino global. Esto ya está generando nuevos espacios de trabajo y convivencia, como los coworkings y los colivings

Pero la disrupción no se detendrá, señala el estudio Futuros del Trabajo Latinx, realizado por Tecmilenio. Según nuestro estudio, entre los empleos más demandados por las empresas en ese futuro cercano estarán muchos que aún no se han creado, como microbiólogos especialistas en nanobots, analistas de datos centrados en felicidad, constructores de granjas verticales, arquitectos gerontólogos, desarrolladores de autos voladores, integradores comunitarios para el cierre de brechas, jefes de diseño de personalidad de robots, entre muchas más.

“Anticiparse al futuro da un poco de miedo en el mundo actual. Las organizaciones quieren deshacerse de la incertidumbre y la complejidad, en lugar de sumergirse en ellas”, dice la futuróloga Maree Conway.

Nuestra visión no es de miedo ante la incertidumbre, sino de anticipación ante diferentes escenarios. “Tenemos que estar preparados, fortalecer la educación, no debemos temerle a la automatización y a la inteligencia artificial (…) la revolución de la digitalización nos da una oportunidad para tener un renacimiento desde una perspectiva humanista contra una materialista”, dice Bruno Zepeda, rector de Tecmilenio. 

Soy de los que creen que la educación lo puede todo y que es el mayor catalizador de la movilidad social para una nación. Pero necesitamos que esa educación evolucione de manera vertiginosa y esté a la altura de las necesidades. 

Las empresas y sus empleados pueden y deben combatir la incertidumbre sobre el futuro con la evolución de los nuevos modelos de “lifelong learning”, que consiste fundamentalmente en aprender durante toda la vida, ajustando los conocimientos y habilidades a las necesidades coyunturales y cambiantes del mercado. Es como una gota continua que puede romper una roca; ese es el poder de este modelo educativo.

Muchas de las competencias que buscan las empresas hoy en día ya no son para un perfil específico, sino que son competencias digitales y tecnológicas transversales, aplicables a una amplia variedad de posiciones laborales. Según Solinovation, una empresa proveedora de servicios de TI de alta calidad con más de 150 clientes en el mundo, algunas de estas competencias son: inteligencia artificial, data science, ciberseguridad, cloud computing, robótica y programación.

¿Cómo pueden estudiantes, colaboradores y empresas estar actualizados en estas competencias en un mundo que cambia tan aprisa y donde el tiempo es el recurso más escaso tanto para las organizaciones, como para sus equipos? 

Por un lado, las organizaciones necesitan al talento capacitado en el corto plazo para atender las necesidades urgentes del mercado. Por otro, los empleados trabajan largas jornadas, tienen responsabilidades específicas y muy poco tiempo que dedicar a la capacitación. 

Lo que el mercado laboral actual demanda –y demandará en los próximos años– es un modelo de aprendizaje específico, rápido, práctico y evolutivo, que realmente “desplace la competencia”; de poco nos servirá el “Edutainment”. Como ejemplo, en lugar de invertir 100 horas o más en programas intensivos de 3 meses en un año laboral, será necesario invertir en 5 módulos apilables de 20 horas o menos que desarrollen competencias específicas, de manera continua y constante a lo largo del mismo año. Se creará un nuevo hábito en la cultura educativa y formativa.

En Tecmilenio estamos comprometidos con esta educación para toda la vida, de tal forma que los aprendedores –como llamamos a estudiantes o trabajadores que se capacitan en cualquier etapa de su vida– puedan encontrar el conocimiento que necesitan y que se adapte a las necesidades específicas, a su momento profesional, a su disponibilidad de tiempo y a sus preferencias y gustos personales. Se trata de que las personas aprendan conocimientos útiles y aplicables de inmediato, con alto impacto en la empleabilidad y gran retorno de inversión para todo el ecosistema: personas, organizaciones y sociedad en general. 

Esta es la apuesta que tenemos a través del Skilling Center de Tecmilenio, donde la tecnología juega un papel fundamental. Se trata de un centro digital especializado en donde convergen personas y empresas dispuestas a adquirir, actualizar y aumentar sus competencias por deseo, necesidad y/o amor por el aprendizaje, convirtiéndose en aprendedores para toda la vida.

Bienestar integral

El otro reto, además del desarrollo de competencias digitales, es atender de manera activa y estratégica el bienestar integral de las personas dentro de las organizaciones. 

Las empresas que no lo hagan seguirán perdiendo cada vez más dinero en los procesos de búsqueda, atracción y contratación del talento, sin mencionar los costos crecientes de la alta rotación y los problemas relacionados con la salud mental, física y emocional de sus empleados.

En el peor de los escenarios, no se trata de que las empresas “sean buenas” o “conscientes” porque sí desde el punto de vista del “Capitalismo Consciente” (Sisodia, R. y Mackey, J., 2013), sino que atender el bienestar de los equipos es y será una decisión estratégica de negocio. Las señales son claras. En el mundo, 41% de los empleados reportan niveles altos de estrés, y este porcentaje es mayor (60%) en empresas mal gestionadas, según el informe State of the Global Workplace 2024, de Gallup. Otra señal es que 62% del personal no está comprometido. Esto refuerza mi hipótesis de cómo es posible entregar un producto o servicio de excelencia, sin el compromiso de los colaboradores.

Para las empresas los costos de no hacer nada van en aumento. Este bajo nivel de compromiso le cuesta a la economía global 8.9 billones de dólares, el equivalente a 9% del PIB mundial.

En Tecmilenio, a través del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral (ICBI), hemos estudiado la situación de las empresas en México, midiendo lo que llamamos el Factor Wellbeing. La investigación realizada demuestra que las organizaciones que favorecen experiencias de bienestar en estas dimensiones logran mejores resultados en términos de productividad.

Según nuestro estudio de 2023, aunque 88% de las empresas mexicanas cuenta con espacios que promueven el bienestar a través de la recreación, socialización, colaboración y relajación, el 43% de los colaboradores asegura que su espacio de trabajo no es una instalación que ayuda a promover hábitos saludables, como hacer ejercicio y descansar. Incluso, 43% de los encuestados no siente que la empresa se preocupe por ellos. 

En el contexto de este futuro automatizado también se observan cambios profundos en las culturas organizacionales, con equipos intergeneracionales y multidiversos, talento de distintos orígenes étnicos, variedad de preferencias sexuales, creencias religiosas, lenguajes y contextos culturales. 

En los años por venir seremos testigos de la reinvención de los procesos empresariales tal como los conocemos hoy en día. Frente a tal velocidad del cambio, se requerirán equipos más comprometidos que nunca para evitar altas rotaciones y potenciar las curvas de aprendizaje. Este escenario demandará un enfoque humanista hacia el colaborador, con una perspectiva que abarque tanto sus competencias esenciales como su bienestar y propósito. Es muy simple: si la empresa no conecta con el propósito de vida de la persona, es probable que el capital intelectual migre hacia otro lugar donde sienta que puede conectar.

Para lograr este bienestar integral, además de la actualización permanente en competencias y la conexión con nuestro propósito, necesitamos aprender y enseñar a colaboradores, líderes y empresas a cuidarse. Es algo que hoy suena obvio, pero que apenas estamos comenzando a entender. Como bien lo describe Mauricio Reynoso, Director de AMEDIRH, “funciona igual que en los aviones ante una despresurización: la máscara de oxígeno debe ser puesta primero por el adulto, antes de querer ayudar a alguien más que lo necesite”. 

Finalmente, quiero añadir que, además de actualizarnos en las famosas hard skills o “competencias duras” como la digitalización, programación y desarrollo tecnológico, es necesario desarrollar las soft skills o “competencias esenciales”, llamadas life skills por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas se definen como “un grupo de competencias psicosociales y habilidades interpersonales que ayudan a las personas a tomar decisiones informadas, resolver problemas, pensar crítica y creativamente, comunicarse eficazmente, construir relaciones saludables, empatizar con los demás, afrontar y gestionar sus vidas de manera saludable y productiva”. 

Desde hace más de una década, en Tecmilenio trabajamos con base en la psicología positiva, donde todos nuestros programas buscan desarrollar estas life skills o competencias esenciales, pero también hemos desarrollado diversos programas para acompañar a las empresas en la creación de culturas laborales de bienestar para todos. 

Es necesario que la estrategia hacia los trabajos del futuro de cualquier organización considere la integración de las variables mencionadas en este artículo, ya no como diferenciador, sino como clave del éxito para la supervivencia en este futuro que cada vez está más cercano, incierto y ambiguo.

Hagamos el cambio juntos

Estamos frente a una oportunidad única de construir un renacimiento humanista, apoyado en una nueva forma de trabajar y estudiar para el trabajo. En Tecmilenio, nuestra visión es guiar en las distintas etapas de vida a millones de aprendedores y aprendedoras para incrementar su bienestar, éxito profesional e impacto positivo en la sociedad.

Pero no podemos hacerlo solos. Se necesita del trabajo conjunto de empresas y sus líderes, así como de las familias y la sociedad en su conjunto.

Si trabajamos enfocados en dotar y desarrollar las habilidades digitales en todos los estudiantes y colaboradores, y con el mismo o mayor empeño creamos y fortalecemos culturas de bienestar en las organizaciones, tendremos empresas más productivas, resilientes y preparadas para enfrentar entornos complejos. Al mismo tiempo, contaremos con personas comprometidas y plenas en sus trabajos, con propósitos de vida alineados.

A todos nos conviene tomar acción desde hoy para enfrentar ese futuro retador e incierto. Tenemos enfrente el viaje más importante de nuestras vidas, ese donde la realización plena de las personas y los equipos lleva al éxito rotundo de las empresas y contribuye a la construcción de un mundo mejor para todas y todos.

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