El razonamiento verbal es uno de los pilares cognitivos más importantes de la comunicación efectiva y una de las habilidades transversales laborales más valiosas. Se necesita en todos y cada uno de los niveles y áreas de la organización, desde la atención a clientes hasta la negociación ejecutiva de alto nivel.
Comunicarnos adecuadamente y acceder a funciones avanzadas del lenguaje como la narrativa en el liderazgo, la negociación, la solución de conflictos, la gestión de crisis, etc, requiere también de una serie de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional y la creatividad.
Puede decirse que los “ladrillos” básicos de la comunicación pertenecen al dominio del razonamiento verbal. Es decir, el vocabulario, la gramática, la sintaxis, la lógica, validez y significado de las expresiones, mientras que la “arquitectura fina” de la comunicación —esa capacidad de elegir las palabras, el tono y el momento exacto para lograr el impacto deseado en el interlocutor— es resultado de las habilidades interpersonales.
¿Por qué es importante fortalecer el razonamiento verbal?
De acuerdo con Platón y con Aristóteles, la oratoria o saber elegir las palabras que usamos de la mejor manera, es una de las artes más importantes. Hablar bien no solo es una cualidad muy bella, también permite ganarse la voluntad del ser humano, sumar aliados e incluso ganar guerras antes de que tenga que darse una batalla.
Aunque un buen nivel de razonamiento verbal por sí mismo no garantiza una comunicación efectiva, sí es una condición sine qua non, es decir, sin la cual, por mucho carisma o inteligencia social que tengamos, no podremos expresarnos correctamente en cada situación, ni organizar nuestras ideas en una estructura coherente.
Un amplio razonamiento verbal nos permite movernos con comodidad en diferentes contextos corporativos. Por ejemplo, dirigirnos a empleados subalternos, a gerentes y altos mandos, a proveedores, clientes y público en general, de manera oral o escrita, de tal modo que nuestro mensaje llegue a los demás no solo con claridad, sino también con elegancia y capacidad de convencimiento.
Cuando fortalecemos el razonamiento verbal, nos desempeñamos mucho mejor y damos una impresión más profesional en situaciones como:
- Entrevistas de trabajo
- Trabajo en equipo
- Presentaciones de proyectos y exposiciones
- Juntas corporativas
- Negociaciones y ventas
- Consultoría y asesorías
- Comunicación interna de objetivos y/o cambios en la organización
Ahora pasemos de la teoría a la práctica con ejercicios concretos para fortalecer el razonamiento laboral, enfocados al ámbito laboral.
5 ejercicios para fortalecer el razonamiento verbal
Una de las ventajas de los ejercicios de razonamiento verbal es que generalmente se presentan en forma de juegos entretenidos y hasta relajantes. Todos tienen en común el hecho de estimular los procesos cognitivos responsables de estructurar, comprender y moldear el lenguaje.
Este tipo de ejercicios pueden hacerse diariamente desde la comodidad de un teléfono, simplemente descargando alguna de las muchas apps disponibles. También puedes aprovecharlos a modo de gamificación en tus dinámicas organizacionales de capacitación continua, team building, trabajo remoto y/o clima laboral.
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Scrabble
El clásico juego que ya todos conocemos es, en realidad, mucho más que un juego de mesa, ya que ayuda a fortalecer uno de los elementos más importantes del razonamiento verbal: el vocabulario.
¿Qué tal si organizas un torneo de scrabble entre tus colaboradores para sondear quién se desempeña mejor en esta área, pero das puntos extra a las palabras que se relacionen con la actividad laboral que realizan?
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Analogías verbales
Las analogías son una herramienta fabulosa del lenguaje porque nos ayudan a explicar cuestiones complejas recurriendo a símiles con los que ya estamos familiarizados. Por ejemplo, decir que “el marketing es a una empresa lo que la capacidad de convencimiento a una persona” es una analogía que permite explicar, en pocas palabras, la importancia del mercadeo para que una compañía sea competitiva.
Tener la capacidad de hacer las analogías correctas, que resuenan con la experiencia del interlocutor y lo predisponen hacia un tema o producto del modo que esperamos es una habilidad de negociación y persuasión muy valiosa.
Por ejemplo, si estás trabajando con un equipo comercial en una agencia de automóviles, un ejercicio para comenzar a fortalecer buenas analogías de venta sería hacerles preguntas como: ¿A qué se parece tener un auto nuevo?, o ¿por qué nuestro plan de financiamiento se parece a un buen amigo?.
Lo ideal es premiar las respuestas más creativas y mejor alineadas con las necesidades, expectativas y emociones del cliente objetivo.
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Antónimos y sinónimos
Algunos estudiosos de la lengua sostienen que, estrictamente hablando, los sinónimos no existen, pues aunque tengan un significado muy similar, dos palabras nunca significarán exactamente lo mismo y por fuerza una será más adecuada en cierto contexto que otra.
Sea como sea, tener un buen dominio de los sinónimos, antónimos y términos asociados a los conceptos más importantes o relevantes de nuestro quehacer profesional nos ayuda a comunicarnos de una manera mucho más específica y, sobre todo, menos repetitiva.
Para fortalecer la comunicación de alto nivel no basta con hacer ejercicios “planos” de búsqueda de sinónimos y antónimos, sino que hay que “desmenuzar” cuáles son esas diferencias sutiles entre dos términos que hacen que, aunque aparentemente digan lo mismo, nuestro interlocutor los interprete de una manera ligeramente distinta.
Por ejemplo, no es lo mismo expresar un “defecto” que un “área de oportunidad”, o un “problema” que una “incidencia” o una “necesidad”. Tampoco es igual hablar de un “descuento” que de un “beneficio”.
En la otra mano, los antónimos directos no siempre son la solución que necesitamos para expresar lo opuesto a algo. Por ejemplo, aunque el antónimo de seguridad es peligro, no podemos decir que si nuestro prospecto no adquiere nuestro seguro va a estar “en peligro” sin que se nos tilde de alarmistas, pero sí que estará “en mayor riesgo”.
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Comprensión lectora y síntesis
Parte fundamental del razonamiento verbal es la capacidad de comprender un mensaje complejo y a su vez poder transmitirlo a otros con las adaptaciones pertinentes, dependiendo del tipo de interlocutor.
Un ejercicio muy útil para sondear tu nivel de comprensión y comunicación escrita (o el de tus colaboradores) es analizar un texto más o menos técnico, con alguna información relevante para la compañía (por ejemplo, cómo van a funcionar los nuevos planes de financiamiento o cuales son la características del nuevo modelo de producto) y tratar de comunicar eso mismo, por escrito, a diferentes áreas como ventas, finanzas, marketing, dirección, proveedores, operativos y/o administrativos.
La idea es poder identificar cuáles son los datos más relevantes para cada interlocutor (por ejemplo, puede que finanzas no esté tan interesada en los argumentos de venta que se usarán como en el rango de utilidad de un producto). También hay que conocer el tipo de lenguaje que hará más fácil la comprensión en cada caso (no es buena idea hablar con demasiados tecnicismos a personas que no están familiarizadas con ellos, pero tampoco es buena idea recurrir a lenguaje coloquial cuando nos dirigimos a un especialista).
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Completar oraciones
Muchas veces tenemos un amplio conocimiento intuitivo o experiencial sobre ciertas cosas que todavía no hemos estructurado en palabras. Sin embargo, pasar este conocimiento por el tamiz del lenguaje nos ayuda a que esté mucho mejor organizado y por tanto más disponible cuando lo necesitamos para expresarnos con claridad y contundencia.
El ejercicio de completar oraciones es muy útil para cristalizar esta clase de conocimiento empírico. Su objetivo no es tanto determinar si tenemos o no la respuesta correcta, como darnos la oportunidad de poner en palabras y reforzar lo que ya sabemos. Por ejemplo:
- Cuando un cliente se va enojado, generalmente es por que…
- Casi siempre que siento que no voy a cerrar una venta es porque…
- Lo que más les interesa a los tomadores de decisión de las compañías con las que trabajamos es…
¿Cómo saber cuándo es necesario reforzar el razonamiento verbal?
Por regla general, el razonamiento verbal trabaja como un músculo que necesita ejercitarse constantemente porque, si no, se atrofia. Por lo mismo, es buena idea que entre nuestras actividades de agilidad mental siempre consideremos una o dos enfocadas a tener más y mejor dominio del lenguaje.
Los ejercicios de razonamiento verbal pueden ser de gran ayuda cuando experimentamos dificultades para expresarnos con agilidad y claridad en un nuevo entorno, para redactar mensajes o para encontrar símiles, metáforas y analogías útiles.
En otras ocasiones, las empresas necesitan ayudar a sus colaboradores a aprovechar todo su potencial para que puedan desplegar habilidades de comunicación de alto nivel, y esto generalmente se logra mediante el entrenamiento tanto del razonamiento verbal como de las habilidades interpersonales asociadas.
Referencias bibliográficas
Hitch, G. J., & Baddeley, A. D. (1976). Verbal reasoning and working memory. The Quarterly Journal of Experimental Psychology, 28(4), 603–621. Disponible en: https://doi.org/10.1080/14640747608400587
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Ríos, Aura J. (2009). Razonamiento verbal y pensamiento analógico Solución a problemas académicos. Editorial Universidad del Rosario
Disponible en: https://core.ac.uk/download/pdf/86439437.pdf
Artículo publicado en latam.pearsonlatam.com