6 ejemplos de pensamiento crítico y cómo aplicarlo en el trabajo

El pensamiento crítico es una de las habilidades sociales e intelectuales más importantes en la gestión empresarial. Nos permite desarrollar estrategias y alcanzar metas en las mejores condiciones.

El concepto de pensamiento crítico suele ser muy abstracto. La cantidad de definiciones es tan variada que no siempre se puede tener una idea clara de qué es y cómo aplicarlo en la vida diaria.

En esta ocasión, te proponemos 6 ejemplos de pensamiento crítico, así como algunas formas de aplicarlo de manera eficiente en la vida laboral.

¿Qué es y para qué sirve el pensamiento crítico?

Comencemos por definir con claridad qué es el pensamiento crítico: el concepto de mayor autoridad pertenece a los doctores Richard Paul y Linda Elder, quienes lo definen como el modo de pensar que formula problemas y hace preguntas vitales con claridad y precisión.

“Acumula y evalúa información relevante y usa ideas abstractas, llega a conclusiones y soluciones, probándose con criterios y estándares relevantes; piensa con una mente abierta y se comunica de manera efectiva”.

Ahora podemos darnos una idea de para qué sirve en términos prácticos. ​​El pensamiento crítico sirve para identificar amenazas potenciales en nuestra conducta. Por ejemplo:

  • Cuando afirmamos algo solo porque nosotros creemos que es cierto, aún sin tener evidencia concreta.
  • Al tomar decisiones basadas en nuestra percepción de las cosas y no en la realidad de los hechos.

¿Cuántas veces hemos estado seguros de tener la razón hasta que la cruda realidad nos echa en cara nuestro error? Cuando esto ocurre solemos justificarnos o inventarnos un escenario en donde haya otros culpables de nuestros errores. Y, ¿por qué ocurre esto? Porque carecemos de pensamiento crítico para afrontar la realidad.

¿Cómo se comporta un pensador crítico?

Bajo una sencilla alegoría diremos que el pensador crítico se conduce en un vehículo de cuatro ruedas; cada rueda tiene una función específica:

– Autodirección
– Autodisciplina
– Autorregulación
– Autocorrección

El pensador crítico “se somete a rigurosos estándares de excelencia y dominio consciente de sí mismo”. Para lograrlo, requiere desarrollar habilidades relacionadas con la alta eficiencia, la comunicación efectiva y la resolución de problemas.

Otro factor imprescindible del pensador crítico es que establece un compromiso consigo mismo para enfrentar a sus peores amenazas: el egocentrismo y el sesgo cognitivo.

En efecto, quien piensa críticamente empieza por analizarse a sí mismo para romper con su falsa autoimagen y con los efectos del sesgo cognitivo, esa burbuja que le impide observar la realidad tal y como se presenta.

“El pensador crítico no busca tener la razón, sino encontrar las razones por las que algo está mal y, por ende, deba corregirse”.

Este fenómeno —el del sesgo cognitivo— se ha vuelto un problema grave en las relaciones sociales y de trabajo, ya que resulta muy complicado trabajar con personas que no aceptan otra verdad que no sea la suya, u otras soluciones que no sean propuestas por ellos, generando ambientes laborales conflictivos e insostenibles.

Varios estudios demuestran que el culto a la autoimagen, el temor a ser criticados y la necesidad de tener la razón hace que las personas, para proteger la falsa imagen de sí mismas, tiendan a crear una realidad basada en información tendenciosa y en una percepción limitada de los hechos.

El pensamiento crítico funciona como un antídoto contra el sesgo cognitivo y nos acerca a una visión más objetiva de la realidad, nos vuelve más empáticos, conscientes de nuestra posición en la sociedad y nos prepara para enfrentar los retos de la vida diaria, sobre todo en el ámbito laboral.

Por estas y otras razones en 2020 el Foro Económico Mundial la consideró la principal habilidad requerida por las empresas, tan solo después de la capacidad para la resolución de problemas.

6 ejemplos de pensamiento crítico: cómo aplicarlo en el trabajo

A nivel laboral, el pensamiento crítico desarrolla en los empleados mayor criterio para analizar cada situación y ofrecer soluciones creativas y eficientes, lo que se traduce en enormes beneficios para ambas partes.

Estos 6 ejemplos de pensamiento crítico vienen acompañados de recomendaciones prácticas que podrás emplear en el trabajo y en cualquier situación que requiera una mirada analítica y objetiva. ¡Vamos a verlos!

1.- Identificar los sesgos cognitivos

En el mundo hiperconectado es muy fácil ser víctima de las noticias falsas y la información tendenciosa para manipular la realidad; luego, la situación se complica cuando ambas posturas parecen tener la razón.

Imagina que en una habitación hay dos personas: una de ellas afirma que llueve porque escuchó truenos, y otra dice que no es cierto porque en el noticiero dijeron que no llovería. La labor del pensador crítico no es darle la razón a uno o a otro, sino abrir la ventana y comprobar si está lloviendo.

En el trabajo

Cuando estamos ante dos propuestas y la situación nos exige tomar una decisión, estamos ante un caso típico en donde no importa que decisión tomemos, tendremos la impresión de que una de las dos personas se verá afectada.

¿Qué haría un pensador crítico? Ser imparcial, indagar a profundidad en la calidad de las propuestas y los objetivos a alcanzar. Romper con la idea de que hay una propuesta ganadora y otra perdedora, es decir, convencer a ambas partes de que el objetivo es alcanzar una propuesta que satisfaga la meta y no los intereses personales.

2.- Fomentar el espíritu crítico, no la conducta del criticón

Hacer de la crítica constante nuestra forma habitual de comunicarnos es uno de los errores más comunes en la vida diaria. Con frecuencia, confundimos ser criticón con tener un aparato crítico, pero ¿cuál es la diferencia? Veamos algunos ejemplos:

Si una persona viste de manera informal en una fiesta de gala y se lo hacemos notar, eso es ser criticón. Si una persona viste de manera informal para ir a acampar y le señalamos los peligros de no llevar ropa adecuada, eso es ser crítico.

Cuando decimos: “Me parece que tu trabajo no es bueno, creo que necesita mejorar” no estamos siendo críticos. Cuando formulamos: “He encontrado algunas deficiencias en tu trabajo, tengo algunas alternativas para ti”, entonces estamos siendo críticos.

¿Cuál es la diferencia? Que el crítico se expresa para alertar de una necesidad o problema, el criticón se expresa porque considera importante su opinión.

En el trabajo

Es muy frecuente que durante una lluvia de ideas, una evaluación o retroalimentación sobre nuestro trabajo, confundamos los señalamientos y nos sintamos señalados, e incluso ofendidos. ¿Qué hace el pensador en este ejemplo de pensamiento crítico? Sigue la norma: identifica si la crítica proviene de una necesidad o un problema que se debe resolver, o es una opinión personal.

3.- Concentrarse en las soluciones y no en los problemas

Sabemos lo difícil que resulta analizar un problema cuando estamos tan enfrascados en él que no vemos alguna solución a la mano.

Por ejemplo: cuando estamos ante un conflicto y la primera reacción es identificar a los causantes y no las causas. Cuando nos concentramos en los riesgos o pérdidas en lugar de considerar las soluciones potenciales.

¿Qué hace el pensador crítico? Análisis de forma sistemática: separa las causas posibles hasta dar con el origen del problema antes de tomar una decisión.

En el trabajo

Al enfrentarnos a un problema potencial o inminente, debemos evitar esa zona de pánico donde predomine la búsqueda de culpables y el desfile de justificaciones. Recordemos que los problemas no son espontáneos ni ocurren por obra del azar, son una cadena de malas decisiones que debemos analizar, detectando sus causas y su origen antes para prevenir su recurrencia.

4.- Mantener la mente abierta

La curiosidad intelectual nos da una mayor versatilidad para explorar otras posibilidades  y tomar mejores decisiones. Como ejemplo podemos recordar la popular historia de la NASA, que invirtió un millón de dólares en desarrollar un bolígrafo que permitiera a los astronautas escribir en el espacio sin derramar la tinta; cuando los rusos tuvieron el mismo problema decidieron llevar lápices.

Ahora se sabe que esta historia es falsa, pero no deja de ser un buen ejemplo de la importancia de mantenernos creativos y abiertos a explorar todas las alternativas antes de tomar decisiones riesgosas.

En el trabajo

Aplicar el pensamiento crítico implica estar abiertos a escuchar otras propuestas sin importar que sean poco convencionales o distintas a nuestras creencias. Hoy más que nunca, “salirse de la caja” resulta una herramienta cognitiva fundamental para la vida personal y profesional, y uno de los mejores ejemplos de pensamiento crítico que permitirá explorar alternativas que no teníamos contempladas.

5.- Ejercitar la humildad intelectual

Todos hemos escuchado la frase “si eres la persona más inteligente de la habitación, estás en la habitación equivocada”. Paradójicamente, las personas con mayor intelecto suelen estar seguros de que no son tan inteligentes como los demás creen.

Por el contrario, es común que las personas con bajo intelecto padezcan del efecto Dunning-Kruger, una extraña relación entre la ignorancia y la vanidad que genera una ilusoria idea de superioridad intelectual.

Para ejemplificarlo, bastará recordar aquella anécdota del sujeto que escucha por la radio de su auto que “hay un loco manejando en sentido contrario por la avenida principal”, el sujeto mira por la ventanilla y exclama: “¿Un loco? ¡Pero si todos van en sentido contrario!”.

En el trabajo

Antes de entrar en conflicto durante una discusión de trabajo, descarta el impulso de imponer tu razón y regálate la posibilidad de cambiar de opinión. Asume la posibilidad de estar equivocado y considéralo una oportunidad para mejorar tu aparato crítico. Esto no implica que aceptes de inmediato las razones de los demás, sino que estás ejerciendo una empatía intelectual para identificar tus limitaciones cognitivas.

6.- Pensar críticamente debe darle sentido a lo que hacemos

El pensamiento crítico es dinámico, por lo tanto, todo razonamiento tiene que llevarnos a una meta y contener un fin específico. Cuando no tenemos claro por qué hacemos lo que hacemos, corremos el riesgo de entrar en un ambiente de incertidumbre sobre nuestros propósitos.

Es muy conocida la anécdota de los tres albañiles que trabajaban en la construcción de Notre Dame. Cuando el arquitecto supervisaba la obra, el primer albañil le dijo que estaba pegando ladrillos, el segundo dijo que estaba levantando un muro, pero el tercero dijo con entusiasmo que estaba construyendo la catedral más hermosa del mundo.

Un pensador crítico aprovecharía la perspectiva de los tres albañiles para tener claro cuál es el propósito de sus acciones.

En el trabajo

Cuando estés involucrado en un proyecto de grandes dimensiones, comienza por visualizar todo el panorama y establecer tres objetivos:

  • Qué estamos haciendo: qué motivos impulsan este proyecto.
  • Cómo lo estamos haciendo: de qué modo lo vamos a ejecutar.
  • Por qué lo estamos haciendo: cuál es la razón que da sentido a lo que estamos haciendo.

Cuando un equipo de trabajo no tiene claros los objetivos del por qué se realiza un proyecto, resulta muy fácil confundir los objetivos y gradualmente perder la motivación.

Los expertos en capital humano consideran al pensamiento crítico como la habilidad imprescindible para quienes aspiran a puestos directivos y gerenciales donde se requiere una desarrollada capacidad de liderazgo y trabajo colaborativo.

Hoy más que nunca, resulta imprescindible identificar, atraer y evaluar correctamente a las personas con talentos y las competencias relacionadas con el pensamiento crítico.

Si deseas impulsar el capital humano de tu empresa y poner en práctica más ejemplos de pensamiento crítico, debes contar con un sistema diseñado para desarrollar, evaluar y predecir con éxito el desempeño de tu personal en cualquier área. Por eso, te invitamos a conocer todas las herramientas corporativas que tenemos para ti y para tu empresa.


  1. Referencias

    Alles, M. (2013). Desempeño por competencias evaluación de 360°. Ediciones Granica.
    Arroyo, R. (2018). Habilidades gerenciales: Desarrollo de destrezas, competencias y actitudes. Ecoe Ediciones.
    Tobar, E. G. (2021). Competencias Gerenciales (2.a ed.). Ecoe Ediciones.
    Pinto, M. J. E. (2018). Habilidades gerenciales: Visión globalizada del proceso administrativo. 2.ª edición. Ediciones de la U.

    Artículo publicado en latam.pearsonlatam.com

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