IBERO – El impacto de la certificación en la formación profesional

El cambio de rumbo originado por la pandemia, no solo nos ha llevado a replantear qué nuevas habilidades se requieren para adaptarnos o reinventarnos, sino también a repensar cómo podemos promover e involucrar a nuestras colaboradoras y colaboradores en su propio desarrollo y cómo podemos fortalecer las capacidades organizacionales.

Las nuevas formas de trabajo implican revalorar la inversión en capital humano dirigida a la adquisición de nuevas habilidades para un mejor desempeño (upskilling) o para adaptarse a un nuevo puesto (reskilling); por otra parte, las áreas de recursos humanos y de gestión de talento enfrentan el reto de ser más creativas e innovadoras en sus estrategias para el desarrollo y formación del personal como parte de los ajustes necesarios en la nueva normalidad.

En el informe “El futuro del trabajo 2020″[1], el Foro Económico Mundial señala que, a pesar de la crisis económica, el 66% de los empleadores encuestados espera obtener un retorno de la inversión en procesos de formación para su personal en un año. En ese sentido, los empleadores esperan ofrecer capacitación al 70% de sus colaboradoras y colaboradores, reconociendo que tendrán que actualizar y/o adquirir nuevas competencias, habilidades y destrezas para responder a las exigencias del mercado laboral hacia el 2025.

Lo anterior, supone un incremento en la demanda de programas formativos en distintas modalidades y enfoques, basados en nuevas herramientas de tecnología educativa y utilizando métodos formales e informales de aprendizaje.

El Foro Económico Mundial pone algunos datos sobre la mesa: se ha cuadriplicado el número de personas que buscan oportunidades de aprendizaje en línea y se ha quintuplicado el número de empresas que brindan oportunidades de aprendizaje digital a sus trabajadores. Sin duda, se abre una oportunidad interesante para el lifelong learning (aprendizaje a lo largo de la vida), y en particular, para instituciones que brindan formación para la vida y el trabajo.

Es así que, la formación profesional enfrenta también el reto de responder de manera rápida y eficiente a los cambios realizados por las organizaciones ante la nueva normalidad, con propuestas innovadoras para que las personas puedan adaptarse y/o reinsertarse en el mercado laboral, incluyendo oportunidades de actualización, mejora y adquisición de habilidades, así como la certificación de conocimientos y profesionalización de oficios, entre otras.

Este preámbulo nos sirve para enfocarnos específicamente al tema de la certificación, como una opción a la que pueden recurrir las áreas de recursos humanos y de gestión de talento para promover el desarrollo y la formación de sus colaboradoras y colaboradores, propiciar la aplicación de los aprendizajes en el trabajo, y con ello, mejorar no solo el desempeño profesional, sino también los resultados organizacionales.

En los últimos años, la certificación ha cobrado cada vez más relevancia debido al interés por mejorar la calidad y productividad de las empresas, las exigencias del mercado laboral y la demanda por la actualización de habilidades y competencias.

Existen diversas definiciones de certificación, algunas de ellas relacionadas con el cumplimiento de requisitos, normas o estándares de la calidad de productos, procesos y servicios, mientras que otras están asociadas al reconocimiento de los conocimientos, habilidades y destrezas de la persona, incluyendo los aprendizajes adquiridos fuera del sistema escolarizado.

El creciente interés por las certificaciones deriva de la necesidad de las organizaciones de ser más competitivas en el mercado, buscando generar oportunidades para nuevos negocios y clientes, aumentar la credibilidad y el prestigio al contar con un respaldo que demuestra el compromiso con estándares de calidad, así como generar mayores ingresos.

De igual manera, las personas buscan una formación especializada y la certificación funciona como un valor agregado, la cual les permite acceder a mejores puestos o a mejores empleos, diferenciándose de sus competidores al estar preparados con herramientas y conocimientos específicos aplicables al trabajo, lo que les ayuda a gestionar procesos y proyectos de manera eficaz y generar soluciones innovadoras.

En un contexto como el que vivimos ahora, vale la pena reconsiderar la inversión en programas de formación para la vida y el trabajo que incluyan opciones de certificación, pues con ello se obtiene el reconocimiento de habilidades, destrezas y/o conocimientos especializados que pueden convertirse en una ventaja significativa para sobrevivir o sobrellevar futuros escenarios de cambios inesperados o crisis.

Aquellas organizaciones que han logrado incluir formas más creativas e innovadoras para desarrollar y formar a sus colaboradoras y colaboradores podrán transitar mejor esta nueva normalidad y podrán dar pasos más firmes en las siguientes etapas.

¿Qué estás haciendo tú y tu organización para invertir en el desarrollo de tus colaboradoras y colaboradores?, ¿Has incluido en tus estrategias opciones como la formación especializada y la certificación?.

[1] World Economic Forum. The Future of Jobs Report 2020. https://www3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Jobs_2020.pdf

  • Gabriela de la Peña Romero, Líder de Proyecto en la Coordinación de Ventas Corporativas de Diplomados IBERO.
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