¡Qué gusto compartir con los súper héroes de Recursos Humanos esta aventura que empezó para mí en Krispy Kreme hace tres años! Prepárense para abrocharse el cinturón y subirse conmigo a una divertida montaña rusa por el mundo del Wellness en el lugar de trabajo.

Como Chief People Officer y autoproclamada experta en el arte de equilibrar el estrés con la risa, estoy emocionada de compartir esta divertida aventura, donde abordaremos la importancia del wellness (bienestar) en el lugar de trabajo, al tiempo que nos volveremos los “Myth Busters” de los conceptos más locos que existen sobre el tema.

Seamos realistas: cuando se trata de wellness, el lugar de trabajo a veces puede parecer una carrera de obstáculos diseñada por el coyote del correcaminos. Nos esforzamos por lograr la paz interior en medio del caos de los teléfonos que suenan, las reuniones interminables y una avalancha de correos electrónicos. ¡Pero no teman! Espero que mi experiencia les pueda brindar algunas ideas y tambien hacerlos ver que no están solos ni sufren una situacion única. Somos más parecidos de lo que creen. 

Hablar de wellness hoy en día es ser parte del trending topic del momento. Sin embargo, no en todos lados se entiende igual. Para algunas empresas es ofrecer clases de yoga, fruta, pausas de la salud, ergonomia en sus instalaciones, viernes cortos y un sinnúmero de creativas, y muy bien intencionadas, opciones. Por otro lado, hay empresas que mas bien se ríen de esta “moda” y la descalifican diciendo que es dinero y tiempo perdido del departamento de Recursos Humanos. Lo que sí es cierto, es que pensar que un salario es por lo único que la gente trabaja, es absurdo. 

La receta para del Wellness (bienestar en el trabajo):

Cuando llegué a Krispy Kreme, me topé con una cultura muy diferente a lo que hoy hemos logrado. Era una cultura más tradicional, jerárquica, y muy enfocada en el resultado pasando de largo, en algunos casos, justo el tema de wellness. No era una cultura mala, simplemente era una cultura diferente que no iba muy en linea con lo que Krispy Kreme Inc. buscaba. Lo que me convenció para aceptar este reto fue justamente entender el cambio cultural que querían; la cultura es tan dulce como la dona rellena de frambuesa, y a la vez tan única como nuestra dona original glaseada. Y esto, amigos, es adictivo.

Mi primera tarea era asegurar que el programa pudiera trascender y ser sostenible en el tiempo; solo de esta manera tendría un impacto real. La pandemia hizo que muchas personas se cuestionaran su realidad, y se replantearan su felicidad. Como empresa necesitábamos escuchar rápidamente para brindar opciones que empatizaran con estas decisiones. Pero no únicamente era traer ideas a la mesa, también teníamos que asegurar la continuidad del negocio. Era un momento crucial en donde retamos el statu quo y los paradigmas de muchos líderes. 

Para nosotros es fundamental que si los “krispy kremers” (como llamamos a nuestros colaboradores) son felices, hacen donas felices y esto, en consecuencia, hace felices a nuestros clientes. En ese entonces, lo primero era saber para quién iba a cocinar, por lo tanto era crucial conocer a mi población. Tenía que escucharla, saber sus necesidades, sus demográficos y ver qué nos ofrecia el mercado para poder atenderlos. De nada servía traer mis historias de éxito de vidas pasadas, si no tenían sentido para mis nuevos clientes. Había que ser innovadora, relevante, pero sobre todo DIVERTIDA, como nuestra cultura. Para mí, ese era el ingrediente secreto si queríamos ofrecer armonía a cada krispy kremer. Sé que pudiera sonar muy esotérico, pero créanme, dio resultado.

Partiendo de nuestra Propuesta de Valor para el Empleado (EVP, por sus siglas en inglés), decidimos ser disruptivos, con una mentalidad de “más con menos”, buscando impactar a la mayor población posible y partiendo de la premisa de que wellness es un abanico que abarca tanto la parte profesional, como la personal, física, mental, financiera, y de comunidad.

Todos cocinando la misma receta

Nosotros como área de People, no podíamos hacerlo solos. Si no asegurábamos el apoyo, compromiso, confianza y responsabilidad por parte del equipo ejecutivo, se convertiría en un proyecto más del área con poco impacto a largo plazo. La pandemia fue un gran aliado para que el C-level se sensibilizara de las necesidades reales de los krispy kremers; así fue como utilizamos este ímpetu a nuestro favor para seguir siendo disrruptivos. Es cierto que no todos estaban a bordo, y hubo mucho cuestionamientos. Sin embargo, ya sea por escepticismo, curiosidad o simplemente porque no sonaba tan loca la propuesta, es que el equipo directivo finalmente aceptó y empezó a impulsar las propuestas.  

Fue así que comenzamos con lo más importante, el compromiso de nuestros líderes. Si ellos empatizaban y buscaban asegurar el bienestar de nuestra gente, lo que se recibía a cambio era igual o mayor al nivel de compromiso que todos deseamos. Si hablamos de compromiso, en Krispy Kreme lo entendemos en tres niveles: el político, donde se acepta la idea pero no se impulsa; el intelectual, donde tiene sentido lo que se presenta y se acepta basado en la lógica; y el emocional, cuando no solo tiene sentido, sino que hay convicción de que es la manera en que las cosas funcionarán. En un principio diría que muchos de nuestros líderes estaban “aceptando” la idea políticamente… hoy con orgullo puedo decir que son más los convencidos a nivel emocional e intelectual. 

El departamento de People trabajó codo a codo como socios del negocio, utilizando encuestas de lo que los candidatos buscaban, cuestionarios hacia nuestros propios krispy kremers, y trayendo tendencias de mercado que estaban aportando al tema. La data era clara, lo que se buscaba era flexibilidad, foco en salud, diferentes opciones de beneficios y, sobre todo, un lenguaje de comunicación más acorde a la poblacion que manejábamos. Teníamos que entender que nosotros no éramos el target, éramos los que teníamos que adaptarnos a ellos. El resultado ha sido brutal. Cuando el líder está convencido y lo empuja, se ve claramente la transformación en su gente, aun en aquellos casos en que veían la iniciativa con escepticismo puro. 

No a todos nos gusta el brócoli (Beneficios Flexibles)

Anteriormente nos regocijábamos cuando lanzabamos un beneficio nuevo, sin cuestionarnos cómo lo recibirían los colaboradores. Para nosotros era un “cómo no les va a gustar, si es un súper beneficio”. Recuerdo cuando había conseguido autos para los gerentes de una empresa, y al entregar el primero, su reacción fue “yo no lo quiero, no tengo dónde estacionarlo en mi casa y tendría que pagar pensión”. Lo que yo pensé que sería un hit, resultó un fiasco.

En Krispy Kreme tuvimos un cambio de paradigma y vimos nuestros beneficios como una opción que se adapatara al momento de vida de cada krispy kremer. Encasillar a los colaboradores en generaciones o grupos crea frustración al no tener lo que ellos necesitan. La idea era poder darles la oportunidad de decidir qué elegir del catálogo que ofrecemos, para que estos atiendan sus necesidades específicas de cada etapa.

Lo que hoy tenemos es una plataforma digital en donde una vez al año se puede elegir cómo repartir el dinero que la empresa destina a cada krispy kremer para sus beneficios. En la actualidad, este catálogo atiende cuestiones de salud médica principalmente, pero nuestra intención es seguir creciendo hacia áreas de salud financiera, familiar, personal y emocional. Hoy un colaborador puede decidir no utilizar la porción de la póliza de seguro médico destinada a la maternidad, y en su lugar, utilizar ese mismo monto para un seguro dental, gastos médicos menores, o un checkup, por ejemplo. 

Menú para niños 

Haciendo referencia de nuevo a conocer a nuestra tribu, la manera en la que llegamos a ellos es esencial. Recordemos que comunicación no es lo que decimos, sino lo que los demás entienden de nuestro mensaje. Nosotros optamos por escucharlos y asegurar que estábamos siendo efectivos con los canales, lenguaje y estrategias de comunicación.

Indagamos sobre sus preferencias e intereses, y reclutamos un squad de aliados internos, convirtiendo a gente de nuestras tiendas, produccion y oficinas en embajadores reales de la cultura. Y aún más, especializándolos en grupos que atendieran temas de desarrollo, inclusión y, por supuesto, wellness. ¿Lo mejor? Son ellos mismos quienes determinan cómo y en qué canal comunicar las campañas, programas y cultura. Actualmente hacemos uso de redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok, y medios internos digitales para asegurar que cada uno tiene por lo menos un canal de comunicación en donde se entera de todo lo que pasa y hacemos. Esto mismo empujó a que los “chavorrucos” ejecutivos aceptaran y hasta participaran en mensajes y dinámicas poco usuales.

Pero eso no fue todo, también trajimos a la mesa nuevas aplicaciones que otorgaran una manera digital, amigable, relevante y con impacto en sus finanzas, salud y en la comunidad. Estas plataformas ofrecen telemedicina, programas de nutrición, de ejercicio, pausas activas y meditacion, y al mismo tiempo, cuando realizamos dichas actividades, se transforma en dinero que podemos donar a instituciones sociales de nuestra elección. En Krispy Kreme la procupación por la comunidad y el planeta, es cosa seria y parte fundamental de nuestra esencia.

¿Es para llevar o comer aquí?

No fuimos la excepción, y tuvimos que preparar una nueva mezcla para poder ofrecer un way of working que se adaptara a nuestro momento de negocio, y que a la vez ofreciera lo que pedían los krispy kremers: flexibilidad, modo híbrido o trabajo remoto. Dicha modalidad irá adaptándose al momento de negocio. 

En Krispy Kreme seguimos una metodología de redarquías, las cuales nos brindan la oportunidad de confiar en nuestra gente y, a cambio, esperar resultados y compromiso. Esta es una de las cosas que nos hace diferentes a muchos negocios. Buscamos empoderar, para que los krispy kremers actúen como dueños, emprendedores, innovadores y que dominen su expertise, su arte. Sabemos que esto es parte de lo que alimenta la armonía en el lugar de trabajo, pues saberte reconocido y empoderado contribuye a esa plenitud profesional. 

Ingredientes frescos

Aunque se ha hecho mucho para asegurar una cultura de wellness en los colaboradores, sería ingenuo pensar que ya lo logramos. Hoy más que nunca las cosas cambian activamente; la tecnología, los gustos, las necesidades y las opciones del mercado. Es imprescindible que como área de People nos mantegamos escuchando a nuestros krispy kremers todo el tiempo. 

Sé que hoy tenemos beneficios diferentes a los de la mayoría y eso es lo que nos hace tan únicos. No paramos y nos reinventamos continuamente para seguir trayendo momentos dulces y mágicos a nuestros colaboradores, cosa que es parte esencial de nuestro propósito como marca. Esto es un maratón, no una carrera de 100 metros. Es el inicio y sabemos que nos espera aún mucho más por descubrir.

Autor

Badia Isabel Rebolledo Abud

CPO People & Culture en Krispy Kreme, Inc.

Graduada de Simon Fraser University, Canadá, en Psicología, Badi tiene una trayectoria de 25 años generando éxitos en roles de Recursos Humanos en empresas de primer nivel que incluyen Krispy Kreme, Beiersdorf, Siemens, Nestlé y P&G. También ha tenido la oportunidad de incursionar en el mundo de las startups en dos fintechs. Al ser nombrada Chief People Officer en Krispy Kreme está cumpliendo un papel fundamental en la creación e implementación desde cero de la estrategia de People para la región.
Con un sesgo hacia el éxito en la construcción de equipos de alto desempeño y con un papel clave al frente de todas las facetas de la estrategia de People, Badi ha posicionado con éxito a Krispy Kreme como un líder en su campo con respecto a la aplicación de las mejores prácticas en cultura y engagement.