Llama la atención que un tema tan importante como la felicidad, objetivo prioritario del ser humano, hasta hace poco haya sido un asunto subestimado. Durante años, una persona feliz era casi un individuo tonto; entonces no podíamos imaginar a artistas, pintores, tertulianos e intelectuales que se definieran como tal.
Por primera vez tenemos científicos haciendo investigaciones para averiguar cómo la gente, relaciones, escuelas, organizaciones y países pueden ser más felices.
Algunos economistas, como Richard Layard, han propuesto que la felicidad sea un parámetro para medir el progreso de los países. Hay naciones como Bután que defienden la medición de la Felicidad Interior Bruta (FIB) en lugar del Producto Interno Bruto (PIB).
Todo esto está ayudando a crear consciencia sobre este concepto, que es cualquier cosa menos frívolo. En definitiva, se trata de un tema serio, pero ¿qué es la felicidad?
Definir este vocablo no es tarea fácil. Ingrid Bergman decía en una conocida película que es: “tener buena salud y mala memoria”.
Por su parte, Martin Seligman, catedrático de Psicología de la Universidad de Pennsylvania y uno de los líderes mundiales en el estudio de la felicidad, defiende que está integrada por tres elementos: un componente hedónico; el desarrollo de nuestras fortalezas y virtudes, y poner estas últimas en pos de una empresa que nos trascienda.
Aristóteles hablaba de la eudamonía, cuya definición literal no es felicidad, sino plenitud humana. Ciertamente, existen algunos puntos en común entre el conjunto de expertos.
¡Todo está en la actitud!
Ben-Sahar, maestro del Centro Interdisciplinario Herzliya, diseñó el curso más grande en Harvard sobre Psicología Positiva, con más de 1,400 estudiantes. Se caracteriza por defender que todos podemos ser más felices, incluso más allá de la genética y las condiciones sociales. Es una cuestión de aprendizaje que se puede lograr con ejercicios y disciplina, como si se tratara de matemáticas.
En este sentido, una actitud positiva ante la vida es fundamental. Algunas personas son capaces de sacarle partido a lo que les sucede. Que las cosas pasen para mejor es una aproximación pasiva. Sacar lo mejor de las cosas que pasan es una aproximación activa.
El concepto de disfrute está cerca del de optimismo. Los seres humanos evolucionamos y, con ello, solemos perder la capacidad de disfrutar. La felicidad no es una quimera, por el contrario, es algo que tenemos al alcance de nuestras manos, en las pequeñas cosas de la vida.
Sonja Lyubomirsky, otra respetada experta en el tema, sostiene que 50% de la felicidad se basa en componentes genéticos, 10%, en las circunstancias de nuestra vida, y el otro 40%, en la intención de cada uno, es decir, en nuestra forma de pensar y en nuestros comportamientos.
He escuchado decir a dos celebridades —un ganador del premio Nobel y una conocida alpinista— que cuando llegaron a la meta notaron que los momentos más felices los habían pasado en el camino.
Con frecuencia pensamos que seremos felices cuando alcancemos cierto estatus, lo que nos impide disfrutar del proceso de consecución de tales objetivos.
Adicionalmente, las relaciones sociales son otro elemento clave en la felicidad. No perdamos de vista que son la mejor garantía para mejorar el bienestar y reducir el estrés. Un antídoto contra la depresión y una receta para un alto rendimiento.
La felicidad en el trabajo
Hoy en día, quien tiene un trabajo detenta un tesoro. El empleo es, más que nunca, una fuente de felicidad para quien lo posee. Los dos primeros estudios de Adecco Espa a sobre la felicidad en el trabajo (publicados en 2011) nos aportaron las principales claves que los colaboradores consideran básicas para ser felices en el ámbito laboral.
En 2012, los profesionales que se declararon más felices en su trabajo fueron los veterinarios, médicos, arquitectos y peluqueros.
Seamos lo que seamos, parece que la mayor a de los españoles son felices, aunque menos que el año anterior. Así, ocho de cada 10 aseguran que se sienten satisfechos en su profesión
En los esquemas corporativos, la felicidad debe figurar como un objetivo. Ésta es el resultado del sentimiento de que la gente controla parte de los procesos en que esté inmersa, y por el hecho de conjugar todos sus esfuerzos en una tarea que desarrolla sus cualidades innatas.
Lo cierto es que en nuestra encuesta los participantes consideraron que aquellas profesiones en las que un hobby se puede convertir en un trabajo, son las que más felicidad pueden aportar.
Hemos identificado que, en general, las personas que son más felices se caracterizan porque:
- Son más productivas y creativas en el trabajo.
- Ganan más dinero y tienen mejores empleos.
- Lideran y negocian mejor que el resto.
- Se adaptan mejor a las situaciones de estrés y drama.
Estudios de la Universidad de California demuestran que la felicidad tiene beneficios para los colaboradores y para su empresa.
Ben-Shahar, en su bestseller, Happier, define a la felicidad como una combinación entre significado y placer: “si trabajo en algo que es significativo para mí, si siento que es importante, si creo que hace la diferencia, y si además disfruto de mi labor y experimento placer, entonces, éste me entrega felicidad”.
Menos salario, más felicidad
Hasta ahora, una de las condicionantes principales para escoger un trabajo era el salario, el cual se percibía por el empleo realizado. Una alta retribución era sin ánimo de estatus, y aunque conllevase
mayores esfuerzos y sacrificios laborales, se compensaba el llevarlos a cabo.
Sin embargo, en los últimos años la situación comienza a cambiar. El salario está dejando de ser uno de los factores determinantes para sentirse satisfecho en el trabajo; a favor de los que están relacionados con la conciliación familiar y laboral, el reconocimiento social o la vocación de los empleados.
Felicidad y productividad
Para entender este binomio debemos citar el concepto de ‘flujo’, acuñado por primera vez en 1990, por el psicólogo y profesor húngaro Mihaly Csikszentmihalyi, definido como el estado mental que la gente experimenta cuando se encuentra totalmente inmersa en lo que está haciendo.
La felicidad es entonces el resultado de un sentimiento de energía focalizada, a partir del pleno involucramiento y el éxito en el proceso de la actividad. Un violinista puede conseguirlo tocando su instrumento; un atleta, corriendo un maratón, y un colaborador sobresaliente, al finalizar un proyecto o presentarlo con éxito.
Al crear un ambiente en el que los empleados son felices, automáticamente son productivos. Y también funciona a la inversa: ser productivo contribuye con la felicidad de la gente y el ambiente en que se desenvuelve.
Los colaboradores felices son más productivos
Derivado de la citada encuesta realizada en Adecco España, ahora sabemos que la mayoría de los españoles (96.35%) opina que la felicidad sí influye en el rendimiento y en la productividad de un empleado, frente a sólo un 3.65% que piensa lo contrario.
Esta tendencia cobra especial importancia si se tiene en cuenta que uno de los problemas endémicos de la economía española es su baja productividad. Los expertos achacan al desfase del sistema, el déficit de innovación y el absentismo laboral, entre otras, como causas de este lastre que los sitó a a la cola de los países europeos.
No obstante, esta respuesta abre una nueva perspectiva a considerar en los departamentos de Recursos Humanos.
¿Qué rentabilidad aportan los colaboradores felices?
Las investigaciones muestran que las emociones positivas ayudan a sobrellevar clientes y proyectos difíciles y nos mantienen más sanos.
Lo mejor de todo es que son contagiosas. Esto significa que uno o dos compañeros felices pueden animar a todo el equipo. Pero, ¿eso quiere decir que las empresas para las que trabajan obtienen más beneficios?
Estudios internacionales demuestran que la felicidad de los colaboradores —en cuanto a sentirse inspirados y realizar tareas significativas— tiene un impacto positivo en los resultados y los beneficios económicos de la corporación.
Por lo tanto, la rentabilidad es el resultado natural de invertir en la felicidad de la gente. Definitivamente, el dinero no la compra, pero ésta convierte a las empresas en productivas y rentables.
Los factores más importantes para ser feliz en el trabajo, según la encuesta aplicada por Adecco España, son: 38.7% disfrutar del trabajo y la realización personal; 20.7% tener buenos compañeros y un ambiente laboral grato;12.4% tener un mejor sueldo.